La exposición a la luz, en particular a la radiación ultravioleta (UV), puede desencadenar procesos de degradación oxidativa en una amplia gama de compuestos como por ejemplo en plásticos.
Estos últimos tienen en una variedad de usos que van desde envases de alimentos hasta componentes de automóviles y son muchas veces susceptibles a la degradación inducida por la luz UV.
La radiación UV puede causar la ruptura de enlaces químicos en la estructura molecular del plástico, lo que conduce a la formación de radicales libres y la pérdida de propiedades físicas, como la resistencia y la flexibilidad. Para protegerlos de la degradación oxidativa, se pueden agregar antioxidantes a los plásticos durante su fabricación.