La estabilidad de los fármacos es un aspecto crítico en su eficacia terapéutica y seguridad. Muchos fármacos son sensibles a la degradación oxidativa, especialmente cuando se almacenan en condiciones de luz y temperatura inadecuadas. La radiación UV puede desencadenar la oxidación de compuestos farmacéuticos, lo que resulta en la formación de productos degradados que pueden ser menos activos o incluso tóxicos.
Para proteger los fármacos de la degradación oxidativa, es fundamental almacenarlos en envases opacos y en condiciones de temperatura controlada. Además, se pueden agregar antioxidantes estabilizadores durante la formulación de los medicamentos para protegerlos de la oxidación durante su almacenamiento y uso.
La exposición a la luz, especialmente a la radiación UV, puede provocar la degradación oxidativa de una variedad de compuestos, incluidos plásticos, aceites y grasas, así como fármacos. La adición de antioxidantes y el almacenamiento adecuado son estrategias clave para proteger estos compuestos sensibles y preservar su calidad y eficacia.